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Crónica de una boda de ensueño en el Hotel Alcázar de la Reina (Carmona)
Ser tú misma el día de tu boda. Que te guíen, te apoyen, te ayuden y hagan de tus ideas una realidad. Es una pequeña locura esa búsqueda por elegir el sitio ideal para celebrar ese día tan feliz, y verdaderamente, no es una tarea fácil. Encontrarlo es, en sí mismo, un momento muy feliz y de mucha emoción. El Alcázar de la Reina, nuestro lugar.
Dos novios llegan al hotel que les roba el corazón casi al instante. Hay algo de mágico en este lugar. Romanticismo en cada rincón de sus patios y salones, y, lo que más confianza puede darles, una calurosa bienvenida, con una sonrisa en la mirada y esa escucha atenta asintiendo a todo lo que han imaginado y querrían que se volviese realidad el día de su boda. Sin dudarlo, dicen que sí, tras pasar una noche inolvidable en una de sus preciosas suites, dando así comienzo a la cuenta atrás para uno de los días más especiales de sus vidas. Y por fin llega el día, y los novios están tranquilos porque tienen la certeza de que todo va a salir bien. Ella se siente una reina en su Suite Real, noche de reyes antes del gran día. Los reciben en el Salón de la Reina la melodía de violín y las palabras de seres queridos, con aroma de flores. Ceremonia nupcial de amor, con gestos y discursos nacidos desde lo más hondo del corazón de amigos y hermanas. Palabras y sello de nuestro amor, momentos únicos e imborrables en nuestra memoria. A continuación, ya desfilan en el bonito patio de la piscina los ricos aperitivos, deliciosos vinos, y llegan las felicitaciones, besos y abrazos. Para el almuerzo se dirigen al espectacular Patio Mudéjar, adornado con bellísimos árboles de flores en sus mesas, donde, un plato tras otro, degustan las exquisiteces de la gastronomía local, acompañados por buenos vinos, sonrisas, rodeados por sus seres queridos que, como ellos, disfrutan de cada momento intensamente.
Unos brindis, la tarta...y ya llegó el divertido momento de la música, los bailes, las canciones, las risas y las copas en el Salón Puerta de Sevilla, ante la mirada de los frescos del gran artista que lo engalana. Jarana y alegría a raudales, gran fiesta de amistad y unión de gente querida, más abrazos, y muchísimas risas compartidas... Cuando el día llega a su fin, bajo la luz de la luna llena, desde su balcón, los novios dicen adiós a algunos de sus invitados. Y dan las gracias de corazón porque ha sido el día más importante y precioso de su vida. El Alcázar de la Reina, nuestro lugar, en nuestro corazón para siempre. GRACIAS.
“Lo agradable de los lugares donde uno recala depende, especialmente, de las personas que allí trabajan y le dan carácter.” Arturo Perez-Reverte